Debate imposible
VALÈNCIA. El miedo a que los alumnos fracasen o el deseo de darles ventaja llevan a un número creciente de progenitores a contratar extraescolares educativas, aunque ello les suponga renuncias.
Rocío Valerio, de 43 años, está desempleada. Pero cuando a finales de diciembre su hijo volvió a casa, en el barrio de Vallecas, en Madrid, con las notas del primer trimestre que incluían un cinco pelado en Inglés, no lo dudó: preguntó en el chat de padres de su clase si alguien conocía a un profesor que diera lecciones particulares. Desde hace un par de semanas, se ha sumado al creciente número de progenitores que financian clases privadas para que sus hijos no se queden atrás o para proporcionarles ventaja frente a sus compañeros. “Estamos pagando 15 euros por hora, que es la tarifa estándar en clases de idiomas. La profesora viene dos veces a la semana una hora; es una pasta.”
En definitiva, el creciente clima de competitividad escolar y el intento de las familias por mejorar la trayectoria educativa y las expectativas laborales de sus hijos ha disparado el mercado de las clases particulares a unas cotas muy superiores a lo que se pensaba hasta ahora: el gasto total en extraescolares educativas se eleva a 1.700 millones de euros al año y un 47% de los niños y adolescentes asisten a ellas.
Muchos hablan de este auge de las clases particulares como algo que en “los ricos usan para diferenciar a sus hijos y los pobres para que sus hijos no se queden atrás”.
Fuente: El País.