Descubrimos un libro
VALÈNCIA. Hablamos con Javier Pérez Campos, periodista y autor de “Immaturi”.
Las gemelas que se dan la mano al fondo de un pasillo en El resplandor, el niño paralítico que tira la pelota en Al final de la escalera, el huérfano con una brecha en la cabeza en El espinazo del diablo, la niña vilmente asesinada que sale del pozo en The Ring, el hijo atropellado y después resucitado en Cementerio de animales, o el pequeño asesinado por su padre que regresa para vengarse en La maldición. Para todas las culturas a lo largo de la historia, incluida la nuestra, el fantasma del niño es, sin duda, el más temido… Su inocencia, su fuerza y su desconocimiento de la muerte los convierten en seres especialmente vengativos ante las creencias. Precisamente, en los catálogos de fantasmas de todas las culturas, los niños tenían su propio término. Para los romanos eran los Immaturi, muertos antes de tiempo. En la antigua Grecia, el fantasma del niño recibía el nombre de aoroi, que significa, literalmente, ‘fuera de hora’. Pero incluso en civilizaciones anteriores encontramos ya ritos diferentes para enterrar a los niños, por el miedo a que se levantaran de sus tumbas. En España tenemos varios ejemplos increíbles.