El Debate Imposible
VALÈNCIA. El acoso vecinal existe. Existe y tiene el nombre de blocking. Es una lástima, pero es así. Se disfraza de múltiples formas, pero está presente en muchas comunidades de propietarios. El acosador tiende a ser una persona frustrada en su día a día que desata sus iras contra otros vecinos, el presidente o el administrador. Esas iras a veces derivan en obsesión y muchos tienen el sambenito de soportarla. En temas de comunidad, las obsesiones suelen ir dirigidas a quienes no piensan como ellos o a quienes actúan de una contraria a sus intereses. Vamos, lo que viene siendo intentar doblegar una voluntad a través del desgaste emocional.
Algunos incautos creen que la maldad no existe, que lo que pasa es que hay veces que las actitudes de unos hacen sin querer daño a otros. Ilusos. El paso del tiempo demuestra que sí hay gente mala.
Un problema adicional es que muchas veces es difícil demostrar el derribo que está sufriendo el afectado. Por ello, vamos a perfilar cuándo hablamos de acoso, qué hacer en caso de acoso y qué hacer cuando lo que el supuesto acosador pretende es simplemente cursar una reclamación. Porque el problema no es quejarse, sino las formas, que no hay que perderlas.