La vicealcaldesa pide un cambio de propiedad en el club, porque entiende que no tienen un proyecto de futuro.
VALÈNCIA. Luis Alonso, director general de la multinacional del deporte ICM Stellar Esports, visitó el lunes las oficinas del Valencia CF para presentar su cartera de futbolistas, atendiendo a las necesidades que puede plantear el conjunto de Mestalla el próximo curso. El agente se marchó de vacío. El club le transmitió que estaba paralizado hasta que no cubriera los 30 millones de euros que está obligado a ingresar en venta de jugadores antes del 1 de julio.
Una vez salve esa dificultad financiera, el escenario que plantea Meriton es el de optar a jugadores a préstamo o a coste cero. Una vez ejecutada la opción de compra de Hugo Duro, cifrada en cuatro millones de euros, es complicado que el Valencia gaste mucho más en el mercado que los 11'5 que invirtió el verano pasado. Sobre todo, teniendo en cuenta que antes de final de año debe ganar otros 36 millones, aproximadamente, en venta de activos, que llegarán de la venta de jugadores.
El Valencia transmite al mercado que se dirige, otra vez, a un proyecto de mínimos, con venta de talentos, con una importante presencia de jugadores formados en la Academia y futbolistas temporeros cedidos por una temporada y, preferentemente, con opción de compra.
Carente de una estructura deportiva potente o simplemente al uso, es decir, sin una organización fichadora similar a la de la mayoría de clubes, el Valencia que gobierna Meriton Holdings depende más que otros equipos de una red de intermediarios que hacen las veces de secretaría técnica.
El actual entrenador del Girona, Míchel Sánchez, fue una de las opciones principales de Felipe Miñambres para el próximo banquillo del Levante. El astorgano conoce bien al técnico: coincidieron en el Rayo Vallecano desde 2012 hasta 2016, uno ya en su papel como director deportivo y el otro en la dirección de la escuela del club recién concluida su etapa como futbolista. Es decir, ya trabajaron mano a mano durante cuatro temporadas aunque en otro orden en el organigrama.
Míchel, inmiscuido en el posible ascenso de su equipo -el Girona se encuentra en plazas de playoff de ascenso a falta de una jornada en Segunda División-, concluía su contrato al final de esta campaña pero existía la opción de ampliarlo automáticamente un año siempre y cuando el cuadro catalán consiguiera el ascenso. En caso contrario, la intención del club era renovarle de igual manera y así lo ha hecho: la pasada semana, el Girona anunció su renovación hasta 2024, cayendo así de su candidatura para el banco del Ciutat.